domingo, 8 de agosto de 2010

Howard Fast

Howard Fast
Paco Ignacio Taibo II
Howard Fast está vivo, me dijo hace un par de años un editor en Nueva York. No me lo acababa de creer. Desde la publicación de sus novelas duras en el final de los años 80, le había perdido la pista. ¿Cuántos años tenía? Debería tener más de 85. Había nacido en 1914. Y me dijo: no sólo está vivo, está escribiendo. Puse mi mejor cara de fan y salí de la reunión con las pruebas para los críticos de las novelas que le iba a reditar, El cruce y Bunker Hill y un teléfono en Connecticut. Si todo el mundo tiene su actriz de cine, su cantante, su gran maestro de ajedrez, su mago, su político, yo tenía mi novelista: Howard Fast. Lo había seguido con la fidelidad de un grupi a lo largo de casi 40 años, coleccionaba sus novelas y sus cuentos, sabía bajo qué seudónimos se había escondido, qué películas se habían hecho de sus libros sin darle crédito. Me había acompañado en los camiones de tercera con los que recorrí la República en los años 60 y me había descubierto las inmensas posibilidades de la novela histórica.
Nacido en Nueva York en el Lower East Side, un barrio de emigrantes judíos pobres (Fastov se volvió Fast), que habría de retratar maravillosamente en su novela Infancia en Nueva York, vendió su primer cuento a los 17 años.
En la década de los 40 publicó Los soberbios y los libres y Lugar de sacrificio, que junto con su libro sobre Washington, El hombre invencible', arman una trilogía maravillosa sobre la guerra de independencia estadunidense. Y alcanzó una enorme fama con Camino de libertad, una novela sobre una rebelión negra después de la guerra de secesión.
Durante la Segunda Guerra Mundial su condición de antifascista ''prematuro'' lo alejó de los frentes y le dio un extraño trabajo errante de periodista que retrata magistralmente en un libro de cuentos, trabajo que lo hizo desarrollar las aventuras más extrañas, como quedar perdido durante días en un depósito de cascos de coca cola del ejército estadunidense en un país árabe.
Fue blanco de la represión política de posguerra, y cuando se enfrentó a McCarthy en una de las audiencias del Senado, durante la época de la cacería rojos, logró desesperarlo de tal manera al explicarle minuciosamente la historia estadunidense, que McCarthy le interrumpió gritándole: ¡Vaya y escriba un libro! y Fast fue y lo escribió, no uno, muchos, y entonces presionaron a las editoriales y lo pusieron en una lista negra y no había editor en Estados Unidos que quisiera sus obras y lo sacaron de las bibliotecas públicas, y entonces Fast escribió Espartaco y la editó de su bolsillo y la vendió directamente a los lectores. Y cuando también esa puerta se le cerró porque le bloqueron el uso del correo para la distribución, se ocultó bajo el seudónimo de Walter Ericsson y escribió una novela policiaca inquietante, El ángel caído, una novela policiaca metafísica.
Y luego con el seudónimo E.V. Cunningham escribió una serie de novelas policiacas con títulos de nombres femeninos: Phillys, Penélope, Sylvia...
Premio Stalin de Literatura, encarcelado en 1950 por haberse negado a dar los nombres de sus compañeros en un comité de apoyo a los refugiados españoles, exilado en México, donde escribirá una historia maravillosa Cristo en Cuernavaca. Fast es autor de El ciudadano Tom Paine, Max, la mejor novela sobre los magnates de Holywood, Torquemada, El caso Winston, La pasión de Sacco y Vanzeti en el 56, después de los acontecimientos de Hungría rompió con el comunismo oficial y escribió un libro inquietante, El dios desnudo. Durante un tiempo fue censurado por fascistas y stalinistas, retirados sus libros de la circulación, retenidos sus derechos autorales.
La Warner le pirateó El otoño de los cheyenes (tomada casi literalmente en la versión de John Ford de La última frontera), porque Edgar Hoover dijo que no se podría hacer cine de las novelas de Fast y Espartaco (una novela de la que se han editado varias decenas de millones de ejemplares en todo el mundo) adaptada por Dalton Trumbo, habría de aparecer en pantalla sin su crédito.
En los años 80 volvió a la carga con una enorme capacidad de provocación, unida a sus enormes virtudes como narrador, con dos novelas espléndidas The pledge que recuperaba una historia que había recogido en Bengala durante la Segunda Guerra Mundial sobre la hambruna provocada por los ingleses, un crimen de guerra de magnitudes horripilantes y que había sido censurado hasta la aparición del libro en 1988, y reincidió con La confesión de Joe Callen, un libro que provocó que hasta el liberal New York Times lo tildara de ultra. Una historia sobre los manejos sucios, las guerras secretas de la CIA en Centroamérica.
Combinó estos escritos con dos libros de cuentos de ciencia ficción y con una serie de novelas policiacas que tienen como protagonista a un detective de origen japonés y filosofía zen en Hollywood.
Hace seis meses mantuve una larga serie de llamadas telefónicas con él. Quería hacerle un homenaje en la Semana Negra y aproveché para contarle las lecturas de sus libros que había hecho mi generación.
Lo convencí, pero no convencí a su médico. Nos mandó un mensaje grabado. Nos despedimos quedando en que en los primeros días de mayo pasaría a verlo. Dijo que me esperaría en la estación del tren, con su automóvil, que si yo lo reconocería. Dije que tenía en mi casa una foto suya de un mitin en los años 40, dijo que no había cambiado demasiado.
Hoy los cables de las agencias transportan la noticia de su muerte. Howard Fast ha muerto y algunos de nosotros nos hemos quedado más solos que de costumbre.
Pero, tres estantes de los libreros de mi casa le pertenecen, acostumbro recomendarlo a lectores jóvenes que no lo conocían y que suelen agradecerme la recomendación de las maneras más cálidas y sonrientes. Presto sus libros, no me los devuelven y los vuelvo a conseguir en librerías de viejo. Tengo su foto en mi pared, recuerdo su voz y nuestras largas conversaciones telefónicas. Lo he leído y sigo releyéndolo. Me dicen que se ha muerto. No me lo creo. Seguro que en los próximos meses, años, alguna nueva novela de Fast aparecerá por ahí escrita desde los cielos y los infiernos.

sábado, 7 de agosto de 2010

quino y mafalda

 Símbolo de la paz mundial y el odio a la sopa Mafalda cumplió 45 años

De: TeleSUR/ANCHI) 16/03/2007
Mafalda, la más famosa caricatura del argentino Quino cumplió este 15 de marzo 45
años. Luego de un trastabillado comienzo, es reconocida hoy en día en toda
Latinoamérica, España y varios países europeos como símbolo de la paz mundial y
odio a la sopa.
Hace 45 años el caricaturista argentino Quino dibujó por primera vez a Mafalda, junto
a su familia y peculiares amigos.
Mafalda una chiquilla muy preocupada por la humanidad y la paz mundial, tuvo un
curioso comienzo. Según la pagina web mafalda.net, Quino fue invitado por su amigo
Miguel Brascó, para que dibujara una tira cómica, que de manera encubierta
promocionara los electrodomésticos de Mansfield, que fabricaba Siam Tella.
Entónces, Mafalda iba a ser publicada por el diario el Clarín como una historieta
cómica a la que no se le cobraría el espacio, pero al saberse las verdaderas intenciones
fue rechazada. Irónicamente, pero por motivos distintos, los electrodomésticos
Mansfield nunca salieron al mercado.
Luego de este intento fallido, Mafalda fue por fin publicada el 29 de septiembre de
1964, en el diario "Primera Plana". En años subsiguientes pasaría por los periódicos
"El Mundo" y "Siete días ilustrados".
La "vida" de Mafalda, llegaría hasta el mes de junio de 1973, cuando fue su despedida
oficial porque Quino se dio cuenta que se encontraba agotado y no podía continuar sin
caer en la monotonía.
Quino, a diferencia de otros contemporáneos, se negó a perder el nexo directo con su
creación, por lo que siempre fue el mismo quien dibujó y escribió cada uno de los
capítulos de Mafalda.
En total se publicaron 10 libros de Mafalda, la niña de clase media argentina que al
comienzo de la historieta sólo contaba con seis años de edad. En diez años de historia,
Mafalda llega hasta el tercer o cuarto grado de primaria.
Mafalda una apasionada de Los Beatles, El Pájaro Loco y los panqueques, ha sido
objeto de muchos homenajes, como el hecho por el correo argentino en 1991, cuando
se emitieron una serie de 8 sellos fiscales sobre ella y su familia.
Mafalda cumple años (ANCHI)
Nacida en la efervescencia de los años 60, Mafalda es una creación del caricaturista
argentino Joaquín Lavado, conocido en todo el mundo como Quino. Según opinan los
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expertos, con Mafalda, el género de la historieta pasó de lo social a lo psicológico.
Según relata el sitio www.clubcultura.com, cuando comenzó a dibujarse, Mafalda
tenía seis años y en marzo siguiente ingresó al jardín de infantes. En los 10 años de la
historia, aparentemente llegó hasta el tercero o cuarto grado.
Inicialmente, fue creada como imagen de una campaña publicitaria de
electrodomésticos. Sin embargo, la fuerza del personaje condujo a Quino a seguirla
dibujando. Su debut fue el 29 de septiembre de 1964 en Gregorio, un suplemento de
humor.
Más tarde, Mafalda, sus padres, su clan de amiguitos y su tortuga Burocracia, se
mudaron al periódico argentino Primera Plana. En 1965, la tira cambió nuevamente de
domicilio y se estableció en el diario El Mundo hasta que éste cerró dos años después.
Esta mudanza se llevó a cabo cuando la mamá de Mafalda estaba embarazada de
Guille. La historieta llegó a la revista Siete Días en 1968, con el bebé ya nacido. El 25
de junio de 1973, Quino dejó de dibujar las tiras de Mafalda.
Mafalda, la revolucionaria.-
Mafalda vivió momentos difíciles durante la dictadura militar argentina. En el 42
aniversario de la caricatura, Quino declaró que uno de los problemas que más sufrió
durante su carrera como dibujante fue ese período de censura.
La situación le obligó a buscar maneras alternas para esquivar ese control. Muestra de
ello es el caso de la aversión de Mafalda hacia la sopa, la cual, según el dibujante, era
una metáfora del autoritarismo militar de derecha que vivía el país sureño, según
señala el diario español El Mundo.
Desde el momento de su publicación, Mafalda se ganó la fama de ser un registro
minucioso de la clase media argentina de los años 60 y de los episodios que resaltaban
en el escenario mundial para el momento.
Sus amigos, Manolito, Felipe, Susanita, Libertad, e incluso su tortuga, Burocracia,
fueron guiños hacia los estereotipos de Argentina y del mundo en el momento,
retratando diferentes aspectos del género humano.
Mafalda retrató y opinó sobre eventos tales como la guerra de Vietnam, la carrera
espacial, el movimiento tercermundista, el asesinato de Kennedy, los derechos
humanos, el sexo, la represión, el psicoanálisis, el feminismo y la religión, entre otros
muchos.
En ese sentido, uno de los juguetes preferidos de Mafalda era un globo terráqueo, al
cual cuidaba como a un enfermo, lo abrigaba y hasta intentó mejorarlo con las cremas
de belleza de su madre.
Una de sus frases célebres señala: "El mundo está malo, le duele el Asia".
Compartió su época con personajes tan diversos y célebres como el Che Guevara,
 Martin Luther King, U-Thant, Juan XXIII y Los Beatles, de quienes era fanática.
En su carta de presentación al dueño del semanario argentino Siete Días, la propia
Mafalda comentó: "Los Beatles me gustan por que son muy alegres, están de acuerdo
conmigo en muchas cosas, y tocan la música que nos gusta. Ellos deberían ser
presidentes del mundo, porque tienen influencia sobre mucha gente de todos los
países".
En esa misma carta, Mafalda dijo: "Sobre la paz tengo todos los días pruebas de que,
por ahora, es un cuento. Aprovecho la publicación de esta cartita para enviar un
saludo a U-Thant. El pobre secretario de la ONU tiene muy buenas intenciones y sería
macanudo que le hicieran caso, pero... Pensando en él, comprendo mejor a papá y a
mamá".
Tal fue la fama de Mafalda, que el famoso escritor rioplatense Julio Cortázar, al
preguntársele sobre la tira cómica, dijo: "No tiene importancia lo que yo pienso de
Mafalda. Lo importante es lo que Mafalda piensa de mí".
Por su parte, el escritor y filósofo italiano Humberto Eco comentó en cierta
oportunidad: "Puesto que nuestros hijos se preparan para ser, por elección nuestra,
una multitud de Mafaldas, no será imprudente tratar a Mafalda con el respeto que
merece un personaje real".
Asimismo, el Nobel de literatura colombiano, Gabriel García Márquez, aseguró años
atrás: "Después de leer a Mafalda me di cuenta de que lo que te aproxima más a la
felicidad es la quinoterapia".
Mafalda a los 40.-
Para 1973, la época en que finalizaba la historieta, el Canal 11 de Buenos Aires
comenzó a transmitir una serie de cortos animados, producidos por Daniel Mallo,
donde los personajes de Quino dialogaban.
Esto dio origen, posteriormente, a la película de Mafalda, la cual fue realizada en el
año 1979 y estrenada en Argentina en el año 1981. El largometraje fue producido
nuevamente por Daniel Mallo.
Se trataba de un montaje de los cortos hechos para la televisión, duraba 75 minutos, y
en el año 1982 se estrenó en España con el nombre de El mundo de Mafalda.
Esos mismos dibujos animados, en el año 1985, son doblados al francés, y se
transmiten en Francia, Bélgica, Luxemburgo y Canadá. Así lo informa el site
www.todohistorietas.com.
Más recientemente, con el auge de los juegos de video, Mafalda es protagonista de un
juego para PCs. Se trata de Mafalda Juegos Interactivos, un CD multimedia con
software educativo para niños de 4 a 7 años.
El programa brinda una docena de entretenimientos que van desde los recreos
mnemotécnicos hasta la identificación de letras y números con dos o tres niveles de
dificultad.
Las tiras de Mafalda han sido traducidas a más de 20 idiomas, y existen
aproximadamente 10 libros con recopilaciones sobre sus tiras, las cuales se conocen
en países de habla no hispana como Finlandia, Alemania, Portugal, Grecia, Holanda,
Dinamarca, Noruega y Taiwán.
Según refirió la agencia AFP, para el 40 aniversario de la caricatura, se preparó una
mega exposición en Palacio de Hielo de Buenos Aires. En ella, se mostró la
trayectoria de Quino como caricaturista, la cual data de más de medio siglo.
Quino, quien reside en Madrid, España, se ha declarado en múltiples ocasiones
sorprendido por la repercusión que han tenido sus dibujos en países tan diferentes a su
país natal como Japón o Estados Unidos.
"Las tiras de Mafalda están sembradas de tópicos argentinos, y siempre me he
preguntado cómo pueden entenderlas en otras culturas", aseguró Quino al diario El
Mundo, de España.
Lo cierto es que con el paso del tiempo, esta historieta protagonizada por una niña
rebelde y tierna, junto a su singular grupo de amigos, se ha convertido en objeto de
culto, no sólo en su país natal sino en muchos países alrededor del planeta.
Por su parte, Mafalda, quien más de una vez dijo: "Paren al mundo, que me quiero
bajar", dejó las historietas, con la promesa de tomar cartas en el asunto de las guerras.
"Cuando sea grande voy a ser traductora de la ONU. Pero cuando los embajadores se
peleen voy a traducir todo lo contrario, para que se entiendan mejor y haya paz de una
buena vez".-